Por Ismael Pérez Vigil
No se ve tarea fácil el tema
de la unidad en la muy amplia, diversa y dispersa acera de la oposición. En
todo caso, por lo pronto, lo primero es entender y analizar las diversas
posiciones y opciones.
Sin atender a filosofías e
ideologías, en 2017 con relación a los procesos electorales, nos dividíamos
básicamente en tres grupos: MUD (participantes, que creíamos en la salida
democrática, electoral), los abstencionistas y los disidentes del chavismo.
Para el 20M se mantuvo más o menos esta división, pero con algunos cambios de
“signo”, la MUD y disidentes del chavismo se conformaron en el Frente Amplio
Venezuela Libre y llamaron a no participar en el proceso electoral, cosa que si
hizo un grupo disidente de la oposición, encabezado por Henry Falcon, su
partido, el MAS y un tercio de Copei, entre otros, que llamaron a participar y
votar el 20M.
Tras el resultado del 20M, se
consolidan estas posiciones eminentemente pragmáticas y electorales. Sin que
sepamos aún muy claramente que más hay como estrategia fundamental, aparte de
estar a favor o en contra de lo electoral, detrás de cada opción se ha armado
el entramado opositor y demócrata del país, el cual pretendemos analizar,
comenzando por el grupo más numeroso: la MUD y el Frente amplio.
En torno a la MUD y el llamado
Frente Amplio se congregan los No Participacionistas del 20M; compuesto por
unas 20 organizaciones en donde destacan: Acción Democrática, Primero Justicia,
Voluntad Popular, Un Nuevo Tiempo y La Causa R; es de destacar que en este
sector hay un importante grupo de “no participacionistas descontentos”,
precisamente por haber asumido la posición de no participar en el pasado
proceso y que se mantienen muy críticos frente a cualquier opción que plantee
este Frente. Hasta el momento, son varias las posiciones sobre estrategia,
diferente a lo meramente electoral, que se han asomado en este sector;
resumamos algunas.
Si damos por buenas las
palabras de Angel Oropeza, Coordinador Político de la llamada MUD, la
estrategia de este sector estaría conformada por estos cinco elementos:
1. Promover la presión social
democrática, pacífica y articulada a escala nacional 2. Acrecentar la presión
externa, mediante la estimulación de la solidaridad internacional.
3. Reforzar el trabajo
institucional de la Asamblea Nacional.
4. Acentuar la organización y
el trabajo de docencia política entre la población
5. Estimular desde la lucha
cívica el quiebre de la coalición gobernante.
Algunos sectores de la sociedad
civil, cercanos a esta opción, como el grupo La Colina, han planteado también
algunas opciones de estrategia:
1. Reunificar y ampliar hasta
lo posible la alternativa democrática, en torno a un proyecto común de rescate
institucional y de reconstrucción nacional,
2. Generar esperanza a
millones de venezolanos que hoy padecen una calamidad pública,
3. Seguir exigiendo elecciones
libres y democráticas,
4. Seleccionar un líder-vocero
del gran acuerdo nacional democrático.
5. Definir una ruta de luchas
enfocadas en los graves problemas de la gente,
Como se puede ver, fraseando
de manera diferente, algunas de las estrategias planteadas por el Grupo La
Colina, son similares a las que plantea Oropeza, de la MUD.
Tampoco podemos dejar de
mencionar otras alternativas de estrategia planteadas al Frente Amplio; por
ejemplo, las realizadas en el evento del Aula Magna el pasado 31 de mayo,
Renace la Esperanza, y que se resumen en la posición expresada por el Padre
Luis Ugalde:
1. Restablecer la
Constitución: eliminar la ANC, cambiar el CNE, liberar a presos políticos y
exiliados, restituir a los partidos, tarjetas opositoras y candidatos
presidenciales inhabilitados, y establecer las condiciones electorales básicas
que diferencian en el mundo entero una votación dictatorial de una elección
democrática, libre, justa y transparente. 2. Buscar “Una Gran Unidad Superior”,
donde converjan cuatro factores claves:
* El profundo malestar del
pueblo que se manifestó el 20M.
* Los países e instituciones
democráticas del mundo que no reconocen la farsa del 20M y exigen la elección
verdadera para el cambio.
* Un renacido liderazgo
nacional y local en todos los sectores e instituciones: trabajadores, vecinos,
empresarios, educadores y universidades, academias, partidos políticos, comunidades
espirituales, organizaciones de la sociedad civil, etc.
* La Fuerza Armada, que está
obligada a restablecer la Constitución y evitar que se perpetúe la miseria.
La incógnita es: lo hasta
ahora enunciado como “posición” o “estrategia”, ¿Cubre las expectativas del 70%
del país que se ha manifestado contrario a la actual dictadura? ¿Es suficiente
con formulaciones generales de propósitos e intenciones? o ¿Lo que la población
opositora espera ─y el país en general exige─ es lo que hoy llaman una “hoja de
ruta”, con acciones concretas y propuestas más “programáticas”?
En la próxima entrega
evaluaremos la posición de los abstencionistas y abstencionarios ─como a ellos
les gusta llamarse─ y la de los seguidores de Henri Falcón, hoy agrupados bajo
una “nueva oposición”, para completar el variopinto panorama de la fragmentada
oposición ─celebrada desde el régimen─ y sobre la cual se debe construir una
unidad con fortalezas que nos permitan salir de esta oprobiosa dictadura.
Reitero, ¡No es una tarea fácil, pero no debemos hacerla más difícil!
09-06-18
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