Dr. Abraham Gómez 14 de junio de 2018
@fabrahamgr
Si nos
atuviéramos nada más que a la retórica vacía que a cada rato escuchamos de los
propagandistas de este esperpento sociopolítico que ellos llaman revolución, no
habría motivos para temer. Por cuanto, así como son incongruentes con la
supuesta ideología que propalan, del mismo modo transpiran insustancialidad en
las consignas que vocean.
Un día
se les antoja elevar proclamas altisonantes para acabar con todo lo que
signifique pasado —Cuarta República, según sus pretensiones--- sin tener la
menor noción del verdadero modo cómo se ha construido la Historia
Republicana de nuestro país.
No hay
en los incitadores de este vergonzoso “socialismo del siglo XXI” suficientes
asideros teóricos que le den plataforma a lo que dicen. No poseen, incluyendo a
militarotes, apreciable piso argumentativo que fortalezca el discurso con el
cual aspiran convencer.
Se les abren las costuras por donde quiera y dejan al descubierto las
engañifas de su cansona retórica.
Hoy balbucean babosadas, mañana regurgitan en
sentido contrario.
El
mayor señuelo o gancho para pescar incautos: poner a militares en detestables
bufonadas, es una aberración.
Escuchar
a militares repetir, como clientela fija del régimen: “Viviremos y Venceremos”,
“Chávez vive, la lucha sigue”, “ Viviremos y Venceremos”, “ El sol sale por el
Esequibo” ( sin saber dónde les queda el Esequibo), trae a la memoria con
ingrata recordación aquella consigna “patria o muerte” del totalitario régimen
cubano. Exactamente, tales estrategias de contaminación política han
introducido en los cuarteles venezolanos, con la sumisa complacencia de la
superioridad castrense.
La
fuerza armada venezolana (minúsculas adrede) ha devenido en una vergüenza
nacional. Parece que a la oficialidad lo
que le interesa es seguir usufructuando las prebendas y canonjías que consiguen
por y a través de medios e instrumentos nada lícitos.
Cuando
los militares venezolanos desembuchan, como autómatas: “patria, socialismo o
muerte”, “las fuerzas armadas son socialistas, antiimperialistas y
profundamente chavistas” contrarían el espíritu, propósito y razón de nuestra
Constitución Nacional en su artículo 328 que a la letra señala:
“La
Fuerza Armada Nacional constituye una institución esencialmente profesional,
sin militancia política, organizada por el Estado para garantizar la
independencia y soberanía de la Nación y asegurar la integridad del espacio
geográfico, mediante la defensa militar, la cooperación en el mantenimiento del
orden interno y la participación activa en el desarrollo nacional, de acuerdo
con esta Constitución y con la ley. En el cumplimiento de sus funciones, está
al servicio exclusivo de la Nación y en ningún caso al de persona o parcialidad
política alguna. Sus pilares fundamentales son la disciplina, la obediencia y
la subordinación. La Fuerza Armada Nacional está integrada por el Ejército, la
Armada, la Aviación y la Guardia Nacional, que funcionan de manera integral
dentro del marco de su competencia para el cumplimiento de su misión, con un
régimen de seguridad social integral propio, según lo establezca su respectiva
ley orgánica”.
Estamos
seguros que una vez que este tormento orgiástico sea derrocado, los militares
tendrán que responder ante la justicia por las múltiples tropelías cometidas,
los desmanes desatados, los silencios
cómplices y las ejecuciones contra los
Derechos Humanos: delito que no prescribe.
Ya es
bastante conocido que desde los cuarteles venezolanos, dirigidos coactivamente
por cubanos, han decretado para la ciudadanía venezolana un pensamiento único,
adocenado, acrítico e inflexible. Alguna voz en vía contraria debe acallarse y
destruirse; por eso encarcelan a tantos inocentes, presos de conciencia; por el
único hecho de emitir una voz disidente.
De lo
que si estamos seguros, porque nos lo relata la historia, es que los
militarotes siempre han temido a las explosivas manifestaciones de los pueblos
enardecidos.-
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