Pablo Pérez diciembre de 2013
@PabloPerezOf
Este año nos dejó emociones
encontradas, elecciones, discursos, retórica, más división y una crisis
económica en plena efervescencia. Pero nada nos deja sobre el diálogo
necesario para superar la crisis. Fue otro año perdido en esta materia. Y sin diálogo
los problemas de 2013, se profundizarán en el 2014.
El 2013 lo comenzamos con el país en
vilo por la salud del presidente Chávez, agravado con el misterio que
rodeó su convalecencia. Sólo recibíamos partes médicos parciales que pocos
creían. En semanas posteriores este hecho sobrevenido nos condujo a una
elección nacional para escoger al nuevo Presidente, proceso electoral en
el que quedó reflejado que el país está dividido en dos mitades iguales.
En el Zulia hemos palpado de cerca lo
que es el desabastecimiento, lo que es vivir de cola en cola para
conseguir un paquete de harina de pan, mientras que a la vista de las
autoridades los famosos bachaqueros hacen de las suyas en los supermercados.
Jamás imaginamos que de un día para
otro desaparecerían del mercado las baterías para carros y es que también
se las estaban llevando para Colombia.
Durante el 2013 Venezuela estuvo
sometida al desangre de nuestras reservas y las consecuentes restricciones
en las divisas para todos, pero no para un grupito de empresas de maletín
que hicieron su agosto. Esta situación también colocó en el tapete a los
“raspatarjetas”.
Escuchamos en el 2013 que se pondría
control a la venta de vehículos pero nada de esto ocurrió.
Entre octubre y noviembre casi todas
las encuestadoras serias de este país señalaban que Maduro había
descendido en la aceptación de la gestión y era percibido en pocas
palabras como una gestión gris. Luego haciendo uso del poder aplicó la
prueba “Daka”, de bajar los precios en una tienda de electrodomésticos y
el experimento le dio resultados y comenzó en todo el país a hacer el
mismo procedimiento.
El 8 diciembre volvimos a las urnas,
con unos resultados que para mi señalan claramente que la oposición creció
y asumió las ciudades capitales del país.
Mientras que el chavismo a pesar de
todas las prebendas, control mediático y de las instituciones obtuvo sólo
la mitad porcentual de la votación.
Escuché a Maduro y a líderes de la
alternativa democrática hablar de diálogo. Pero ese diálogo necesario sólo
se construye con acciones, ya que los simples deseos no empreñan.
Aprovechemos estos últimos días del
año para reflexionar ya que el 2014 no cuenta con buen pronóstico. La
agenda está llena de medidas impopulares como el aumento de la gasolina y
las tarifas eléctricas. Maduro debe entender que sin diálogo no cruzará la
tormenta de los necesarios ajustes económicos que permearán en lo social y
terminarán siendo políticos. Ojalá la navidad lo haga entrar en razón.
En este mi último artículo del año,
quiero de corazón desearles a todos los zulianos una navidad llena de amor
y de unión familiar.
Me uno a la petición colectiva para
que el 2014 sea mucho mejor que el 2013. Que sea el año del diálogo, pero
sin piedras en la mano, ni cartas ocultas.
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