MUD 11 de agosto de 2016
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La
casi totalidad de las cédulas de identidad que corresponden a supuestas
personas fallecidas, y que aparecen firmando las planillas del 1 por ciento
para el referendo revocatorio presidencial, es “producto de errores humanos
fácilmente identificables”, demostró la Unidad Democrática en un estudio dado a
conocer este jueves.
El
documento presentado por el ingeniero Roberto Picón, integrante del equipo del
referendo revocatorio del Comando del Cambio, acompañado del diputado Juan Guaidó,
advierte, de entrada, que el Consejo Nacional Electoral (CNE) aún no ha
entregado a las organizaciones con fines políticos la base de datos con las
planillas transcritas y las causas de rechazo de cada renglón; y emplaza a las
autoridades electorales a “explicar cómo una base de datos de supuestos
electores fallecidos incluidos en las planillas, llegó a manos del PSUV”.
El 30
de mayo, antes de que el CNE entregase el informe de Digitalización y
Digitación de Planillas de Manifestación de Voluntad, el alcalde del municipio
Libertador y dirigente del partido de gobierno, el PSUV, Jorge Rodríguez,
denunció ante los medios que había “10.000 firmas de personas fallecidas” en
las planillas consignadas por la Unidad Democrática para cumplir con los
requisitos de la primera etapa del referendo para revocar el mandato del
presidente Nicolás Maduro, mecanismo previsto en el artículo 72 de la
Constitución.
Al mes
siguiente, Rodríguez formuló la denuncia ante el Tribunal Supremo de Justicia
(TSJ) y en julio solicitó al CNE que invalide a la Unidad Democrática como
organización política, argumentando “fraude masivo” en la recolección de las
firmas de la etapa del 1 por ciento del RR.
La
Mesa de la Unidad “se toma muy en serio estas denuncias” y por ello “ha hecho
un análisis detallado de las planillas para evaluar si hay riesgos que amenacen
la iniciativa del referendo revocatorio”, indicó Picón al presentar el informe
a los medios de comunicación.
Explicó
que el estudio se realizó con base en una muestra de las planillas seleccionada
al azar, con el propósito de evaluar cuántas personas no aparecen inscritas en
el Registro Electoral (RE) y cuántas de esas tienen código de exclusión
“fallecido”.
Los
resultados indican que aproximadamente 0.5% de los renglones con cédulas
transcritas no aparecen en el RE y tienen código de exclusión 3 (fallecido).
Asimismo, muestran que “en 97% de los registros con código de exclusión 3
(fallecido), el nombre en la planilla es distinto al nombre correspondiente a
esa cédula, de acuerdo al último registro electoral disponible para esa
persona”.
“A
menos que los números o nombres sean ilegibles, es posible establecer cuál es
el error de transcripción (error al transcribir la cédula en la planilla) o en
la digitación (error al digitar la cédula en el computador) que genera un
registro con una cédula de fallecido, pero que no corresponde con el elector
que realiza efectivamente la manifestación de voluntad”, señaló.
“Esto
quiere decir que casi la totalidad de las cédulas que corresponden a fallecidos
en las planillas del 1%, son producto de errores humanos fácilmente
identificables”, destacó.
“Aquí
vemos claramente que no es que hay muertos que firmaron, sino que hay errores
humanos, como pasa en cualquier proceso, y con eso se le cae el discurso a
Jorge Rodríguez y al PSUV. Su propósito es solo desmotivar, desmoralizar, es
generar zozobra en la ciudadanía”, acotó, por su parte, Guaidó.
El
diputado también desestimó la posibilidad de que se produzca la anulación de la
Unidad como organización política, ya que los ocho millones de votos que obtuvo
en las pasadas elecciones parlamentarias lo convierten “en el partido con mayor
votación en la historia democrática del país”.
Las
conclusiones
Para
corroborar sus afirmaciones, Picón presentó casos que fueron incorrectamente
transcritos y/o digitados y cuyos firmantes aparecen como “fallecidos”, cuando
en realidad no lo están. En algunos se trata de personas que firmaron y
que aparecen en el RE, pero ellas mismas se equivocaron al escribir en las
planillas sus números de cédula u omitieron números (error de escritura o error
de omisión). En otros, fueron los operadores del CNE los que se equivocaron en
la transcripción y/o digitación de los datos, aunque eran claros; y en algunos,
debido a que los números no estaban claros en las planillas (error de
ambigüedad: números cuatro que fueron confundidos con números ocho, números tres
que fueron confundidos con números cinco, por ejemplo).
Al dar
sus conclusiones, Picón indicó que el estudio elaborado por la Unidad demuestra
que “la denuncia de fraude no es más que una maniobra política sin fundamento
técnico que busca impedir el referendo revocatorio”.
Un
proceso donde participan millones de personas, siempre tiene errores. “La
recolección de manifestaciones del 1% fue un proceso manual y espontáneo de los
ciudadanos. La responsabilidad de cualquier error es de quien firmó”.
El proceso
de validación con captahuellas de manifestaciones de voluntad “sirve
precisamente para confirmar que quienes manifestaron su intención en las
planillas, realmente son personas de `carne y hueso´”.
A todo
evento, el porcentaje de supuestos fallecidos es muy bajo, “sin que tenga la
entidad suficiente como para afectar la existencia de más de 1.352.000
manifestaciones `validadas´ por el CNE. En materia legal electoral el fraude
debe incidir en el resultado, lo que no sucede en este caso”. (Un problema en una
mesa de votación no invalida el resultado de la elección, a menos que la
diferencia sea menor a la cantidad de electores que votan en esa mesa).
El
proceso de “digitalización, digitación y auditoria” sobre las manifestaciones
de voluntad fue denunciado por la MUD desde el primer momento en que se conoció
su diseño porque generaba errores. “Se están usando los resultados de un
proceso mal diseñado para atacar la legitimidad del esfuerzo del RR”.
El CNE
reconoce en su informe que sus operadores tuvieron un error de digitación del
2.84%. “Es decir, al menos 55.000 personas fueron excluidas por el diseño del
proceso de transcripción de las planillas. Parte de estos excluidos son
personas que fueron clasificadas como fallecidos”.
A
estos errores de digitación se suman dos tipos de errores que tienen tanto o
más peso: a) Las ambigüedades en números de cédula que no pudieron ser
corregidos por los operadores del CNE porque el sistema de validación del CNE
denunciado por la MUD, no lo permitió; b) Los errores que se cometieron al
llenar las planillas.
El CNE
sabe que el RE contiene fallecidos y continuamente está depurándolo para que
refleje la realidad de la población con derecho a voto. “Si se aplicara el
mismo criterio al CNE, habría que `ilegalizar´ al poder electoral”.
Para
permitir la defensa ante las acusaciones de fraude realizadas contra la Mesa de
la Unidad ante diversas instancias, el “CNE debe entregar a la MUD la base de
datos producida al concluir el proceso de digitalización y digitación,
indicando cuáles registros fueron válidos y cuáles no, con las condiciones que
causaron el rechazo de los registros no validados. Esto se ha pedido por
escrito en repetidas ocasiones”.
EL CNE
“debe explicar cómo una base de datos de supuestos electores fallecidos incluidos
en las planillas llegó a manos del PSUV”.
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