José López Padrino 18 de agosto de 2016
Una de
las características distintivas del proyecto socialfascista bolivariano ha sido
imponer un discurso de desesperanza basado en la mentira el miedo, el odio y el
terror. En la retórica del bandidaje bolivariano priva la falacia, el
llamamiento a la violencia, la amenaza, la apología a la fuerza militar para
inducir el desaliento en la población. Basta con escuchar al iletrado Maduro o
al milico de Cabello para comprender lo siniestro de sus discursos. Recurren al
Goebbelianismo a fin de manipular emocionalmente a las masas.
En su esfuerzo por impulsar su proyecto
antidemocrático, el socialfascismo bolivariano apela a la repetición
sistematizada de un discurso basado en la falacia y el desaliento con el objetivo
de sembrar el conformismo y la derrota en el seno de la nueva mayoría política
del país, y fortalecer su desmoralizada y escuálida militancia. Repiten al
calco los principios Goebbelianos de la simplicidad y la repetición. Goebbels
fue el Ministro de Educación Popular y Propaganda del régimen de Adolf Hitler.
Con mano de hierro condujo todo el aparato mediático estatal no permitiendo
voces disidentes, y plasmó un mensaje único que fue transmitido hasta el
cansancio por los medios de entonces, (cine, radio, teatro, y pensa). Goebbels
supo crear una estigmatización de los “enemigos” del nazismo en la mente de la
sociedad alemana, fomentando el odio hacia los “diferentes” como una de sus
armas centrales, mintiendo y convenciendo sin ninguna clase de pudor sobre
cosas muy alejadas de la realidad. Hoy vemos como los voceros del
socialfascismo bolivariano en su afán de buscar desesperadamente sobrevivir a
la crisis y postergar la realización del Referéndum Revocatorio, no ahorran en
utilizar las antiguas estrategias propagandísticas del viejo Goebbels. Difunden
la falacia, manipulan la realidad, siembran el odio, excluyen, y reprimen.
Basta escuchar a Jorge Rodríguez declarar a los medios de comunicación: “No
habrá Referéndum Revocatorio en el 1026, ni en el 2017” o al sargentón de
Cabello “vamos a despedir a los empleados públicos que firmaron el Referéndum
Revocatorio” para retrotraernos a los principios Goebbelianos. Lamentablemente
algunos venezolanos por ingenuidad, o por responder a agendas políticas muy personales
repiten dicho libreto transformándose en propagandistas involuntarios del
régimen.
A través del monopolio de los medios de
comunicación y mediante la censura férrea el régimen del anémico intelectual de
Maduro ha impuesto una perversa propaganda emocional destinada a influenciar el
pensamiento, y el comportamiento del venezolano común. Buscan sembrar la
desmoralización, la anomia política, en su empeño por demás fallido, de castrar
el espíritu de lucha que reina entre la mayoría de los venezolanos. Intentan
inundarnos de desaliento para arrebatarnos la esperanza de tener un futuro
mejor. Prueba de ello fue la infausta rueda de prensa de Tibisay Lucena la
presidenta del lenocinio del Consejo Nacional Electoral, así como las diversas
declaraciones de las demás voceros de la escatología oficialista.
Eso es lo que vemos en el desagüe de excretas
de VTV y demás medios televisivos controlados por el Estado, eso es lo que
leemos en el diario Ultimas Noticias, una especie de Volkischer Beobachter
(diario alemán al servicio de la causa nazi), una verdadera letrina encargada
de publicitar todas las mentiras y manipulaciones del régimen sin ninguna ética
periodística. Da pena ajena ver a un Eliazar Díaz Rangel devenido en un
periodista de alcantarilla. Es realmente sorprendente ver lo vigente que sigue
hoy en día este decálogo creado por Goebbels en el siglo pasado, ahora rector
de la política comunicacional del régimen del ungido Maduro.
Estamos ante el resurgimiento del viejo
nazi-fascismo del XX encarnado en el socialfascismo bolivariano del siglo XXI.
Proyecto que ha hecho de la propaganda, al igual que sus antecesores
ideológicos del siglo pasado, una siniestra arma política en su empeño por
imponernos un proyecto antidemocrático-militarista, opresor que ha suprimido
derechos y conquistas sociales, militarizado el país, entregado nuestra
riquezas al capital transnacional (empresas mixtas, Arco Minero del Orinoco), y
violando sistemáticamente los derechos humanos. Proyecto que además exalta un
patrioterismo ramplón, promueve una violencia parahamponil y busca eliminar
militarmente a la disidencia política (enemigo interno)
El
socialfascismo bolivariano se empeña en retorcer la verdad e imponernos una
desesperanza autoritaria y represiva. En el marco de esta atmósfera de
pesimismo que el régimen desea imponernos hay que gritar a viva voz: dejarnos
arrebatar la esperanza sería imperdonable. Sería una claudicación de la cual
históricamente ningún pueblo ha podido reponerse.
El
socialfascismo bolivariano representa la desesperanza, la pobreza, la
violencia, la opresión y la muerte.
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