Chuo Torrealba 16 de agosto de 2016
Mientras
un pequeño sector del país opositor anda cabizbajo, intoxicado por el discurso
desmoralizante de Tibisay Cabello, Diosdado Maduro, Jorge Lucena y Nicolás
Rodríguez, que dicen (palabras más, palabras menos) “ya saben, no habrá
revocatorio porque a nosotros no nos da la gana”, el régimen es mucho más
respetuoso de la realidad y, más allá de su retórica tremendista, está en
campaña.
¡Si!
¡El régimen está en campaña electoral! ¡Porque aquí va a haber revocatorio, y
ellos lo saben! En efecto, ellos están conscientes que el CNE ya no les seguirá
siendo útil para retrasar el RR. Ya las
rectoras pesuvistas hicieron todo lo que pudieron, todas las triquiñuelas,
todas las tropelías. Pero llegaron al llegadero. Y ese llegadero es la última semana de
Octubre para convocar a la consulta del 20%.
Esa fecha es una canallada, podría y debería ser mucho antes. Pero aun a finales de Octubre, el régimen
sabe que ese evento es potencialmente mortal para ellos. Ellos saben que en vez
del 20% puede acudir a ese proceso el 40% o más de los integrantes del Registro
Electoral Permanente. Ellos saben que si una cantidad de venezolanos superior
al número total de votos obtenidos por Maduro en 2013 exige el RR, demostrará
con hechos que el régimen presume de una legitimidad que en realidad no tiene.
Saben que eso significaría su caída en breve plazo. Lo saben, y no tienen como evitarlo.
…Y no
tienen como evitarlo porque la sola idea de usar al TSJ para ello, de
“judicializar” el RR, de “inhabilitar” a la MUD, es realidad una carta
suicida. El mundo sabe que, después de
la vergonzosa sesión de la agonizante Asamblea Nacional madurista del 23 de
diciembre de 2015, Venezuela no tiene en rigor Tribunal Supremo de Justicia,
sino una oficina judicial del régimen, cuya única función en frenar a la nueva
y legítima Asamblea Nacional. Si la
cúpula corrupta que desgobierna al país utiliza a ese disminuido TSJ para
“congelar” el RR o para “inhabilitar” a la MUD (es decir: para inhabilitar a la oposición venezolana, a
la tarjeta más votada en la historia político-electoral de Venezuela) eso sería
equivalente a declararse públicamente “gobierno forajido”, con todas sus
consecuencias: El cerco externo y la
implosión interna.
Si por
ellos fuera, no habría elecciones en este país, de más nada más nunca. Pero no tienen como evitarlo. Y, en
consecuencia, se aprestan a hacer lo que es lógico: Desmovilizar al país opositor mediante
mensajes desmoralizadores; intentar
cohesionar lo que les queda de base militante mediante “ayudas” clientelares
(control de los CLAP) y exacerbando el sectarismo y el odio (con gestos como la
ratificación de la inmoral sentencia contra Leopoldo López); y lanzando gestos
como el aumento salarial, a ver que incauto caza en el centro…
No es
que esa estrategia sea “mala”. Es que
ninguna estrategia (mala, regular o buena) le será útil a un régimen al que ya
le pasó su hora. El
Chavo-Diosdado-Madurismo esta desgastado, erosionado, carcomido por el sabañón
de la corrupción y la estulticia.
Cualquier estrategia que a otro actor político le serviría por lo menos
para levantar cabeza, en el caso de este régimen lo que logra es profundizar su
desprestigio y acelerar su caída: Si
aumentan el salario, la gente sabe que la única manera de que ése y cualquier
otro aumento sirva para algo es teniendo otro gobierno, otro sistema y otro
modelo económico, porque si no aunque suban el salario mínimo mil por ciento,
al día siguiente el costo de la vida, la inflación implacable, lo pulverizará;
Si ratifican la condena ilegal contra López lo que queda de la base madurista,
en vez de compactarse por el odio, lo que hace es pensar: “Que torpe es Maduro, con gestos como ese lo
que hace es ponerse el mismo en peligro, porque con la vara que midas serás
medido. Retratarse con él no parece
prudente…”. Si lanzan un discurso
desmoralizador se les devuelve como un bumerán, porque si alguien esta
desmoralizado es una base militante que fue formada por consignas como “Somos
Mayoría”, “El pueblo es El Soberano”, “la democracia tiene que ser
participativa y protagónica”, y que ahora ve a su patética dirigencia poniendo
pretextos de fechas y leguleyismos para no someterse a la voz del pueblo.
Y es
que hoy el problema no es de estrategias y discursos, sino de realidades: Los chavistas de ayer, que creyeron de buena
fe aquella mentira de que “en la cuarta república los pobres comían perrarina”
ahora descubren que, en la Venezuela chavo-diosdado-madurista de hoy, unos
venezolanos se comen los perros que otros venezolanos abandonan por no poderlos
mantener, y todavía no se sabe cual grupo es más cruel que el otro; los
chavistas de ayer, que cantaban con Alí Primera “que triste se oye la lluvia en
las casas de cartón…” ahora tienen que escuchar lo tristísimas que se oyen las
lágrimas cuando caen sobre las urnas de cartón, únicas a las que tienen acceso
los pobres, ya que la madera es muy cara y no hay latón para construir féretros
porque el régimen destruyó a SIDOR; Los
chavistas de ayer, que celebraban “los poderes creadores del pueblo” y
recitaban, entre otros textos del entrañable Aquiles Nazoa, “La Historia de un
Caballo que era Bien Bonito”, ahora tienen que conocer la historia real y
terrible de otro caballo que era bien bonito, Azabache, el hermoso corcel negro
que hacia las delicias de los niños en el Zoológico de Caricuao, y que un grupo
salvaje robó y asesinó una noche… ¡Para comérselo! Realidades como esas, verdades estremecedoras
como esas, sumadas al calvario cotidiano para conseguir alimentos y medicinas,
no las puede resolver el gobierno con “estrategias” o “discursos”.
La
única contribución real que el régimen puede dar para resolver la crisis es
separarse del poder, y no quiere hacerlo.
El pueblo, entonces, tiene que obligarlo, usando para ello instrumentos
y mecanismos de carácter estrictamente constitucional y pacífico. En eso estamos. Para eso es el Referendo Revocatorio.
El
régimen esta en campaña: Campaña de
violencia, de mentiras, de demagogia populista.
No saben hacer otra, en fin. El
pueblo tiene que hacer SU campaña: de
propuestas, de razones, de movilización pacífica y contundente, de UNIDAD, de
verdad, de futuro, de voto y lucha, de voto y calle. Por eso el 1ro de Septiembre tiene que ser
una movilización inmensa, que muestre al mundo la condición ampliamente
mayoritaria del país que quiere cambio;
Por eso es que el 20% tiene que transformarse en un terremoto político,
que muestre la Nueva Mayoría Nacional;
Por eso es que al día siguiente de ese conquistar mucho más que ese 20%
que establece la Constitución, le estaremos diciendo al Régimen, con la fuerza
infinita de mas de 8 millones de voluntades:
“Aquí y ahora empieza en Venezuela el cambio para bien, en paz y por la
paz”. ¡Palante!
Chuo
Torrealba
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